Loíza Rose Handcrafted: Un Sueño Hecho a Mano con Amor

¡Hola! Mi nombre es Magliz García, soy puertorriqueña y llevo 25 años viviendo en Estados Unidos. Soy madre de dos hijas y orgullosa abuela de tres hermosas nietas.

Mi historia en este país comenzó en el año 2000, cuando llegué con mi bebé de apenas un mes y medio. Aunque me llenaba de ilusión comenzar una nueva vida junto a mi esposo e hija, también sentía una profunda tristeza por haberme alejado de mi familia, con la que siempre he tenido un vínculo muy fuerte.

Pasé ocho años en Texas, un lugar donde era fácil encontrar personas que hablaran español, pero en 2008 nos mudamos a Pensilvania, y el reto fue aún mayor. No dominaba el inglés y encontrar con quién comunicarme en mi idioma se convirtió en un desafío. Hoy, con orgullo, puedo decir que, aunque mi inglés no es perfecto, puedo hablarlo y entenderlo.

El Descubrimiento de una Pasión

Durante más de 10 años, mi esposo y yo manejamos un negocio de patinaje. Mientras lo ayudaba a administrar la pista, surgió en mí el deseo de aprender a coser. Sin tomar clases ni talleres, aprendí por mi cuenta y llegué a formar un grupo en Facebook donde confeccionaba toallas menstruales de tela, ropa para bebés y niños/as, entre otras cosas. Descubrí que coser ropa infantil me llenaba de satisfacción y alegría.

Mi Encuentro con los Jabones Artesanales

En 2018, durante unas vacaciones en Puerto Rico, tomé mi primer taller de jabones saponificados en frío y, días después, aprendí a hacerlos con el método en caliente. Fue amor a primera vista. Mi pasión por los productos naturales nació en ese momento.

Comencé haciendo jabones para mi uso personal, pero con el tiempo, mis hijas y amistades empezaron a interesarse en ellos. Lo que inició como un pasatiempo se convirtió en un proyecto con gran significado para mí. Sentía que era el momento de llevar este hobby a otro nivel y en 2023 decidí dar el primer gran paso: buscar un nombre para mi negocio.

Con la ayuda de mis hijas, llegamos a la conclusión de que los middle names de mis nietas formaban el nombre perfecto: Loíza Rose Handcrafted. Es un nombre que significa mucho para mí, ya que representa a mis primeras dos nietas y, al mismo tiempo, refleja la esencia natural y artesanal de mis productos.

El Camino de Emprender

El proceso no ha sido fácil. Lo primero fue encontrar a la persona adecuada para trabajar mi branding, alguien que entendiera mi visión y la plasmara en mi marca. Pero el mayor reto ha sido salir de mi zona de confort y darme a conocer.

En abril de 2024, participé en mi primer craft show (mercado artesanal). Como persona introvertida, hablar con extraños, especialmente en un idioma que no es el mío, fue un gran desafío. Sin embargo, logré superarlo y la experiencia fue increíble. Desde entonces, he participado en varios eventos más, cada uno ayudándome a crecer y a conectar con personas que valoran lo natural tanto como yo.

Mi Filosofía y Promesa

Soy honesta conmigo misma y con los demás. Creo en el poder de lo natural y en la importancia de cuidar nuestro cuerpo con ingredientes puros, sin químicos agresivos.

La primera vez que hice jabones fue una experiencia mágica. No podía creer que durante tantos años había comprado en tiendas algo que podía crear con mis propias manos. Desde ese día, nunca más he comprado jabones comerciales.

Mi sueño es que Loíza Rose Handcrafted llegue a muchos hogares, que más personas descubran la belleza y los beneficios de cuidar su piel de manera natural.

Agradezco a mi familia por ser mi pilar en este camino, por creer en mí y apoyarme en cada paso. También quiero dar gracias a una amiga que la vida puso en mi camino, quien sin esperar nada a cambio, me ayudó a lanzar mi tienda online y compartió conmigo todo su conocimiento. Y, por supuesto, gracias a cada uno de mis clientes por confiar en mi trabajo y hacer posible este sueño.

Mi promesa para ustedes:
Siempre pondré lo mejor de mí en cada producto. En Loíza Rose Handcrafted encontrarás ingredientes naturales de alta calidad que aportarán hidratación y bienestar a tu piel.

 

Con amor,
Magliz